VETO AL ABORTO, POR LA VIDA
Dr. Eduardo
Héguy Terra
Con este título la Facultad de Derecho
de la Universidad de Montevideo (UM), cuyo decano es el doctor Nicolás
Etcheverry Estrázulas, publicó un libro conteniendo el análisis pormenorizado
de quince tesis incluidas en la resolución del presidente Tabaré Vazquez del 14
de noviembre de 2008, por la cual se dispuso el veto al proyecto de ley
denominado de salud sexual y reproductiva, que las mayorías parlamentarias de
aquel entonces aprobaron legalizando el aborto.
Cuatro años después el tema tiene,
lamentablemente, una dramática actualidad, a partir de la aprobación de una
nueva ley de contenidos similares a la vetada por el doctor Tabaré
Vazquez. Por ello se está en pleno proceso
de recolección de firmas en orden a iniciar los trámites que permitan derogar la norma que legaliza el aborto en el
Uruguay. Esta ley fue aprobada por las mayorías frenteamplistas en ambas
cámaras, que hicieron caso omiso a los contundentes fundamentos expuestos en
ocasión del veto presidencial en defensa de la vida. Paradójicamente, el mismo
doctor Vázquez se perfila hoy como la principal figura de ese sector político
de cara a las elecciones de 2014.
La defensa de la vida desde la
concepción es un derecho humano fundamental. Además, como bien señaló el veto
de Tabaré Vazquez “el aborto es un mal social que hay que evitar.” Agregando
que, en los países en que se ha legalizado estos han aumentado
significativamente. La legislación “no puede desconocer la realidad de la
existencia de la vida humana en su etapa de gestación, tal como de manera
evidente lo revela la ciencia.”
De ahí la extraordinaria importancia de
esta ilustrativa publicación de la UM. En ella se dividen en XV tesis los
diferentes fundamentos contenidos en el veto presidencial y se convoca para su
análisis a destacados profesionales del Derecho y la Medicina, docentes,
intelectuales y juristas de relevante trayectoria. Debemos destacar los lúcidos
aportes de los doctores Leonardo Guzman y Pedro Montano, del propio decano
Nicolás Etcheverry, de la doctora en Medicina Cecilia Hackembruch, del
licenciado Lincoln Maiztegui Casas, el doctor Santiago Altieri, el profesor
Eduardo Esteva, el doctor Pablo Sandonato, la doctora Carmen Asiaín y la médica
y master en Bioética Marie Lourdes Gonzalez Bernardi.
También se incluyen en el libro las
opiniones enriquecedoras de cuatro legisladores pertenecientes a los cuatro
partidos representados en el actual Parlamento. Son ellos el senador colorado
de Vamos Uruguay doctor Alfredo Solari, el senador frenteamplista Héctor
Lescano, la diputada nacionalista Verónica Alonso y el diputado Daniel Radío
del Partido Independiente.
Recordemos que el veto interpuesto por
el presidente Vazquez, además de afirmar que la ley que se rechazaba afectaba
el orden constitucional en sus artículos 7,8, 36, 40, 41, 42, 44, 72 y 332,
recordaba los compromisos asumidos por el Uruguay en tratados internacionales,
tales como el Pacto de San José de Costa Rica y la Convención sobre los
Derechos del Niño. Compromisos internacionales que obligan a nuestro país a
proteger la vida del ser humano desde la concepción, que están plenamente
vigentes y que no pueden ser derogados por una ley interna posterior. La vida
existe desde la concepción. No puede ser suprimida ni interrumpida por nadie. Y,
por supuesto, el ser concebido no es una mera prolongación de la madre.
El desarrollo de los distintos enfoques
está precedido por una notable introducción del doctor Leslie Van Rompaey,
Ministro Emérito de la Suprema Corte de Justicia de nuestro país. En ella
señala el distinguido jurista, con acierto, que “no puede haber mayor violencia
que la eliminación de la vida de un ser humano con rasgos de individualidad e
identidad genética inmodificable, que no tiene posibilidad alguna de
defenderse.” Y agrega que debe asumirse como dato indubitable que la vida
humana comienza con la concepción, “la fusión de espermatozoide y ovulo que
forma una nueva célula, el cigoto, con rasgos genéticos propios”, desde entonces
contenidos en su ADN. Parece claro, afirma Van Rompaey, que “el cigoto, el
embrión y el feto solo pueden ser seres humanos” y que su cosificación, como
algunos pretenden, resulta aberrante. El derecho a la vida del concebido no
nacido no depende de la aceptación por parte de la madre, sino que le
corresponde al hijo por el solo hecho de su existencia.
Tratan pues estos Estudios
Interdisciplinarios del derecho a la vida, “el mas fundamental e imprescindible
emanado de la dignidad humana.” Asombra, pero no sorprende, que algunos quieran
reducirlo todo a un simple cálculo político electoral, tal vez para coartarle a
Tabaré Vázquez cumplir con su conciencia
y privarlo del derecho de reiterar de
viva voz su convicción en defensa de la vida del concebido.
Por todo ello este magnífico libro de la
UM, que honra a la institución
universitaria, amerita ser cálidamente recomendado. Agradezco al doctor Mariano
Brito, Rector Emérito de la UM, por hacérmelo conocer. Sobran en él los buenos
argumentos científicos, jurídicos y éticos para hacer nuestra, con entusiasmo y convicción, la noble causa por la
vida. ¡Por la Vida!
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