Los Comunicadores: Daniel Castro

ENTREVISTA
Por Margarita Héguy

“LOS PERIODISTAS DEBEMOS GANAR CREDIBILIDAD”

Frases y algo más:
“El periodismo es una actividad comprometida”
“Hoy puede ser un gran día”
“La autocensura denota inseguridad”



Daniel Castro nació en Tranqueras, departamento de Rivera. A los dos años su familia se mudó a Tacuarembó, sitio al que afectivamente siente que pertenece. A los 41 años, y con tres hijos y una nieta, ha logrado, por mérito propio, un lugar de relieve en la televisión. Su forma de hacer televisión se caracteriza por la sobriedad, en el gesto y en el decir. Hace 18 años que se inició en la comunicación, en radio Zorrilla de San Martín, de Tacuarembó; luego en radio Sarandí, formando parte del equipo de informativos que conducía Julio Villegas. En televisión, tras sus inicios en canal 7 de Tacuarembó, gana un concurso de locutor informativista en canal 5 Sodre; y, en 1997, recibe un llamado de Jorge Mederos, de Montecarlo TV, para integrar el equipo de producción periodística del canal. Como conductor de Telebuendía, cada mañana inicia la jornada con el ya clásico y optimista “hoy puede ser un gran día”, tan valorado por su audiencia. Su forma de hacer televisión, que se caracteriza por la sobriedad, en el gesto y en la palabra, transmite autoridad profesional y genera credibilidad.



¿Como se inicia en el periodismo?
Yo empecé en radio Zorrilla de San Martín como locutor operador. Eso me permitió una cercanía con lo periodístico. Luego las circunstancias personales lo fueron convirtiendo en una opción de vida. Radio Zorrilla es una escuela en el interior, con excelentes periodistas. El periodismo del interior es un periodismo de servicio social. Muchas veces el comunicador es más receptor de inquietudes que periodista. Es el vehículo que la gente utiliza para trasladar las inquietudes más corrientes; es el nexo entre la demanda del vecino y la autoridad. Cuando empecé a ejercerlo era un momento de mucha efervescencia, porque estábamos despertando a la democracia. Sentíamos el desafío de estar a la altura de ese momento histórico, y de ganarle espacios a la oscuridad. Había que hacerlo con responsabilidad. Los medios jugaban un rol muy importante.

¿Cómo es la vida como periodista?
Llego a canal 4 a las seis de la mañana. Intercambiamos ideas con Bernardo Gitman, el productor del noticiero de la mañana, leo los diarios, refrescamos la información de que disponemos, miro el material, la entrevista ya la preparé el día antes. Después de las nueve de la mañana me ocupo de la producción del informativo del domingo, que se llama Telesemana. Este programa implica una agenda con temas propios, procurando informar y entretener.

¿Es mucho el nivel de exigencia?
Comparando con las exigencias y los riesgos que se dan en otras partes del mundo, ejercer el periodismo acá es relativamente sencillo. En un paisaje que va cambiando, porque el periodismo ha asumido un rol de mayor compromiso con la sociedad. Comprometido con estos tiempos y asumiendo también riesgos que conllevan la eventualidad de que te etiqueten cuando no lo mereces, que te soslayen, te dejen de lado, te desmerezcan cuando hacés un trabajo a conciencia, comprándote enemistades por decir las cosas como son. Es decir que, también en una sociedad tan pequeña, el periodismo se transforma en una actividad comprometida. Cuando estudio el periodismo que se hacía en otra época, me gustaría estar a la altura.

¿Se puede vivir como periodista trabajando en un solo medio?
Se vive, pero con la angustia de pensar en el futuro, cuando llegue el momento del retiro.

¿El pluriempleo, fruto de la necesidad, no resiente el rendimiento profesional?
Hay gente que tiene la capacidad fenomenal de trabajar en varios medios y hacerlo con un estatus de calidad. Un futbolista no podría jugar en varios equipos a la vez. Pero en el plano intelectual hay gente a la que valoro mucho que, a pesar del pluriempleo, demuestra que tiene un rango profesional que le permite manejar eso. Es un tema que está instalado en nuestros tiempos.

¿Cómo se elabora la agenda de un informativo de televisión?
Hay informativos diferentes en su estilo. En el caso del 4, el Centro Montecarlo de Noticias funciona como una usina, que se enciende a las cinco y se apaga cuando pasa largamente la medianoche. Cada informativo con su perfil, en atención, entre otras cosas, al perfil de sus conductores o al contenido de sus noticias. En la mañana tenemos dos horas que nos permiten la participación del móvil, el intercambio de noticias con Argentina, en duplex con Crónica, y un espacio para entrevistas. Así que aun cuando damos la noticia pura y dura, también disponemos de espacios de distensión. Un noticiero de dos horas necesita de esos espacios y esa es la tendencia moderna. Los informativos del mediodía por lo general actualizan la información y hacen avances de noticias que estarán desarrolladas en los informativos centrales. Para la edición central puede decirse que se empieza a trabajar desde que llega el primer periodista al canal, en la mañana. Es la edición estrella. Hay una agenda y también hay aportes de los periodistas. Y la gente, Canal 4 tuvo desde siempre una cercanía con la sociedad, porque sabe que tiene en nosotros la posibilidad de transmitir inquietudes, todo eso contribuye al informativo.

¿No hay demasiada política y temas sindicales en el informativo?
Desde mi punto de vista sí. La política aburre. No querría nunca vivir en un país sin políticos; creo que son necesarios, vitales para la vida democrática. Pero hay como un ánimo creciente de mediatizar todos sus mensajes, entonces terminan saturando a la gente. Quizás exista parte de responsabilidad por parte de los medios, que los vamos a buscar. Es una discusión que se presenta a diario. Debe practicarse una decantación, de manera que sólo quede lo realmente importante. Y respecto al sindicalismo pasa algo parecido. Muchas veces se queda en la superficialidad de un discurso trillado, sin ir al fondo.

¿Cómo debe ser la relación del periodista con el poder?
Una relación correcta, leal. Históricamente fue motivo de fricciones y es entendible que así sea.

¿Qué lugar ocupa el periodismo dentro de la programación en general?
En general puede decirse que ocupa un lugar marginal, poco relevante. A pesar de espacios muy bien ganados, como la propuesta de Omar Gutiérrez al mediodía, con entretenimiento pero también con la comunicación de temas importantes para la gente. Con un criterio de gran amplitud, tanto de Omar Gutiérrez como del canal.

¿Se busca intensamente la primicia, la exclusiva, o por lo general, se trata de “no perder”, cubriendo lo mismo que los demás medios?
Hay un poco de las dos cosas. A veces, con un poco de apasionamiento, se da demasiada importancia a lo que tiene el otro y desmerecemos lo que tenemos nosotros. Está bien mirar a la competencia, porque es estimulante. Pero debemos valorar más lo nuestro, y todo el esfuerzo que lleva implícito.

¿Es conveniente o deseable que trasciendan al público las simpatías políticas de los periodistas?
Lo ideal es que la información no se contamine. Conocer la tendencia política del periodista puede contaminar la noticia, aún si es hecha desde la honestidad.

¿Qué prefiere como fuente de información: la radio, la prensa o la televisión?
Mis fuentes.

En la prensa son frecuentes los especialistas en diversos temas, pero ello, es menos común en radio y TV ¿a qué se debe?
La televisión es apenas un punteo de titulares, con un mínimo desarrollo; el análisis y la contextualización han ganado espacio, pero siguen siendo tiempos muy efímeros para una comprensión total. La radio permite otros tiempos, hay mayor presencia de panelistas. La prensa escrita sigue siendo referencia para profundizar en el tema, para reflexionar, pero es necesario conocer la orientación del medio.

¿Se puede ser cien por ciento independiente?
No. Siempre se es dependiente de algo. Aun de las apetencias personales por proyectarse. Lo importante es que la actividad profesional no se vea contaminada.

¿Qué rol le atribuye a Internet en el mundo de la información?
Una herramienta fundamental. Hay un antes y un después. Debe manejarse con cuidado, porque es un terreno resbaladizo y abrumadora la cantidad de información.

¿.Existe la autocensura?
Sí. Y es la peor de todas. Denota, sobre todo, inseguridad. Existen temores, muy humanos, acentuados en un medio muy chico como el nuestro.

¿Está de acuerdo con quienes afirman que las sentencias que condenan periodistas por difamación o injurias, atentan contra la libertad de prensa?
Sí, totalmente. Existe una ley de prensa que debe ser modificada y que va camino de serlo. Ha dado lugar a que se sancione a periodistas que sólo cumplieron con su labor. Tampoco sería bueno que las nuevas normas o la falta de ellas dieran paso a un periodismo salvaje, sin responsabilidad.

¿Cree que es correcta la división de medios en oficialistas y opositores?
No. Implica posicionamientos que luego no necesariamente se corresponden con el contenido. Los periodistas no tenemos que entrar en ese juego. Y proclamarse en uno u otro sentido sería un error del medio. Cuando el presidente Tabaré Vázquez calificó a los medios, lo sentí como algo injusto. Hay además una necesaria diferenciación entre medios y periodistas. Espero que la relación del gobierno con los medios mejore. Como periodista uno siente empañadas su tarea y su libertad si está en un medio calificado de opositor u oficialista.

¿Existe una responsabilidad ética de los periodistas?
Sin duda. Y existe una ausencia de un código de ética que no sea letra muerta, que se cumpla. En la amplísima mayoría del periodismo uruguayo hay una ética.

¿Un periodista debe limitarse a reproducir lo que le dicen las fuentes o debe manejar esa información conforme a sus conocimientos técnicos, experiencia y respeto a la verdad?
Un periodista debe agudizar el olfato para saber cuando hay una buena historia, pero no puede subestimar la posibilidad de resfriarse. Se pueden cometer errores y ello es frustrante. Por otra parte, el óptimo es escuchar todas las campanas, pero en la práctica es imposible. Lo bueno es tener “piel” para los temas, para ir rumbeando hacia la verdad.

¿Qué cualidades debe poseer un buen periodista, desde el punto de vista técnico y personal?
Olfato, sensibilidad, intuición, rigurosidad, humildad. Daría todo lo que sé por la mitad de lo que no sé. Tener presente que uno sabe poco y siempre buscar, no subestimar ni una llamada, porque allí puede surgir la punta del hilo. Hay que estar en una búsqueda permanente. En cuanto a las técnicas, por ejemplo de la entrevista, que es un rubro en el que me siento cómodo, la principal es la impronta de cada uno; y, desde luego, la preparación profesional del tema y el respeto al entrevistado. Y preparar todas como si fuera la primera. Y la autenticidad al transmitir, que lo que se vea sea lo que es. No hay que fingir.


¿Por qué se hace tan poco el llamado periodismo de investigación? Es un tema económico?
No estoy muy de acuerdo con esa clasificación. Creo que en todos los tipos de periodismo, político, económico, social, deportivo, hay que investigar. Periodismo e investigación son dos conceptos amalgamados, asociados. Hay sí una restricción en los espacios, en los tiempos.

¿Es correcto incluir opinión al informar o al titular?
No. Salvo que se trate de un periódico político. El óptimo es marcar claramente cuando hay una opinión. Pero siempre al editar una nota, al seleccionar, hay algo de opinión, de subjetividad. Se trata de una frontera delgada.

¿Cómo prepara las entrevistas?
Con una dosis importante de ciudadanía. Intento instalarme en el colectivo, aunque es una utopía, porque es muy diverso. Nos miran desde un diplomático hasta un desempleado. Me gusta conocer en lo previo los rasgos más humanos de la persona, para aportar, con sus gustos y preferencias, otro perfil más allá del cargo que ocupa.

¿Un personaje o figura que lo haya impresionado por su cultura o personalidad?
Le hice una entrevista a una periodista española, Pilar Rahola, que me conmovió, porque en base a sus principios como periodista se ganó la oposición del sector al que responden sus ideas. Desde la izquierda se le acusó de ser funcional a la derecha en algunos asuntos, como la lucha contra el antisemitismo, la guerra en Irak y sobre otras cuestiones de política interna española. Me pareció muy valiente ese ejercicio del periodismo. Y también valiente en el plano humano, pues llegó a adoptar a niños provenientes de esa realidad tan dura.

¿A quién le gustaría entrevistar?
Al presidente, al que espero que le conste mi reiterado interés en entrevistarlo.

Quienes tenemos el privilegio de trabajar en los medios de comunicación, ¿qué podemos hacer por los demás, para mejorar nuestro país?
Ejercer con responsabilidad un gran privilegio. La gente cada vez más necesita creer en algo, así que transitar hacia un modelo de periodismo creíble, con el que se pueda coincidir o disentir pero creíble, me parece que es un objetivo que deberíamos fijarnos. Y esa es una gran contribución. Ir ganando espacios de credibilidad.
(margaritaheguy@hotmail.com)



De ida y vuelta

¿Tacuarembó?
Mi lugar preferido.
¿Un libro?
Redescubriendo a Ariel de Rodó
¿Un escritor?
Alejo Carpentier, Tomás de Mattos, Andrés Oppenheimer y Mario Delgado Aparain.
¿Una música?
Folklore.
¿Cine o teatro?
Cine.
¿Un equipo?
Tacuarembó Fútbol Club y el Chelsea.
¿Café o mate?
Mate
¿Un periodista?
Julio Villegas
¿El periodista ¿nace o se hace?
Las dos. Surge como vocación romántica, el periodismo heroico, pero después demanda mucho trabajo y construcción diaria.
¿Un personaje histórico?
Simón Bolívar.
¿Una figura o personaje actual?
Ninguno.
¿La entrevista o la conducción?
La entrevista.
¿La competencia?
Estimula.
¿Madrugar?
Una buena costumbre.
¿Una virtud?
Laboriosidad.
¿Un defecto?
Demasiados para enumerarlos.
¿Una manía?
La búsqueda de la perfección.
¿Una meta?
Criar a mis hijos.
¿Un recuerdo?
Muchos momentos de familia, pero el más removedor, la pérdida de mi abuela.
¿La felicidad?
Hay momentos de felicidad. El bienestar de quienes quiero.
¿La familia?
Mi compañera, Natalia Nogués, mis tres hijos y mi nieta. Una familia ampliada y fortalecida.
¿Dios?
Un guía.

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