EL VALOR DE LOS VALORES

Eduardo Heguy Terra


No por cierto de valores bursátiles o mercantiles, sino de los otros, de los valores humanos, espirituales, éticos. Queremos hablar de los criterios y convicciones morales que orientan las conductas de los seres humanos. Partimos de la base que cuanto mas se aprecie en la sociedad el tema de los valores, mayor será su grado de vigencia y mejores las condiciones de vida de la gente.

Si en una sociedad determinada se tiene en alta estima el respeto a la verdad, es muy probable que la mentira sea rechazada y que los mentirosos sean repudiados y merezcan la condena social. Pensemos en las proyecciones de esta idea en el ámbito de la política y de los negocios. Serian enormes. Y muy beneficiosas para la calidad de la vida pública y la defensa del bien común. Por el contrario, una sociedad que sea indiferente a la mentira, que la asuma como algo natural en el quehacer político, probablemente cobije en su seno a muchos picaros, demagogos, vivos y corruptos, aunque buenos oradores. Jean Francois Revel dijo que la mentira es la principal fuerza que gobierna el mundo; suena fuerte, pero ¿que otra cosa dio pie a la invasión a Irak?

Una sociedad que tenga como norma la tolerancia hacia las ideas de los demás, tendrá muchas posibilidades de construir y mantener un alto nivel de convivencia pacifica y respetuosa. Mas sin duda que aquellas otras sociedades en las que, como en la Argentina de los Kirchner o en la Venezuela de Hugo Chávez, predominan la prepotencia, la soberbia y la confrontación promovida desde el gobierno para imponer ideas y soluciones. Naturalmente que el respeto por la verdad y la tolerancia requieren de mucho más que una simple declaración formal. Exigen práctica diaria.

Ha sido frecuente la afirmación de que en el Uruguay vivimos una crisis de valores. Creo que son muchos los ciudadanos, de todos los partidos y de todos los credos, que están de acuerdo. Sin embargo, nunca llega el momento de establecer cuales serian esos valores que nos harían una sociedad mejor. Hemos señalado aquí a la verdad y a la tolerancia, que pienso no generan disputa conceptual alguna. Sin embargo, en los hechos, no faltan los casos de auto proclamados tolerantes que tan solo aguardan agazapados para irrumpir con sus prejuicios y resentimientos en el debate público. Aun no hay conciencia en la ciudadanía de que a ella corresponde expresar su rechazo y la condena.

¿Los medios de comunicación juegan algún rol en el ámbito de los valores? Claro que si. Ya sea por acción o por omisión. Los medios pueden hacer mucho daño o ayudar a presentar modelos de conducta deseables, a destacar la honradez, a promover la decencia, el honor y la dignidad; el cuidado del medio ambiente y el amor a la familia; así como también el respeto por la verdad, la tolerancia, la lealtad, la solidaridad, la nobleza de todo trabajo hecho con amor, la generosidad con los mas necesitados y la libertad con responsabilidad. Sin embargo, se le dedica mas tiempo y entusiasmo al entretenimiento puro y duro, que se regodea en la chabacanería y la guarangada, como tantos programas que vienen de la Argentina. Faltan espacios periodísticos, entrevistas e informes en profundidad, que nos ayuden a entender los problemas y a enfrentar el futuro. En los informativos, la educación y el mundo académico quedan con frecuencia reducidos a la protesta gremial. Sin embargo, tenemos varias universidades, numerosos decanos y una cantidad muy importante de docentes de primer nivel, que casi nunca acceden a los medios para hacernos crecer en el conocimiento y la cultura.

Asumamos una actitud mas activa, militante, en el campo de los valores. Promoviendo, por ejemplo, el respeto a los derechos de los demás, empezando por el derecho a la vida; la honradez, también la intelectual; la defensa de la familia; el derecho a creer en Dios, a tener fe y a ser educado en ella; la incesante búsqueda de la justicia y de la paz; la democracia y la protección de las minorías; el no admitir otra diferencia entre las personas que los talentos y las virtudes, ya que se vale por lo que se es y no por lo que se tiene; que el crimen debe ser castigado y la victima protegida; que el Estado debe servir al ciudadano y no servirse de el.

La aceptación o el rechazo de estas ideas y criterios inciden en nuestra calidad de vida. Sin duda más que varios de los temas políticos, económicos o futbolísticos de recurrente presencia en nuestra prensa. Que bueno seria contar con los medios para promover un gran acuerdo nacional sobre los valores de los uruguayos. Para instalar en la conciencia colectiva que, como lo quiso Zorrilla de San Martín para si, “vivir se debe la vida de tal suerte, que viva quede en la muerte”. Para ello son los valores los que deben regir nuestras vidas. Y darle rumbo cierto a la nación. Vaya si este seria un gran cambio. Para ello alcanza con tener el valor de los valores. Difícil si, pero no imposible.

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