COLOMBIA VIVE, VIVA COLOMBIA

Dr. Eduardo Heguy Terra

Todos quienes conocemos bien a Colombia la llevamos en el corazón. Este amor incondicional por su patria colombiana lo dejo bien en claro Ingrid Betancourt el día mismo de su liberación. Después de casi siete años de secuestro en manos de las FARC, privada de libertad infamemente, alejada criminalmente de los suyos, viviendo en la selva en condiciones precarias, sometida a todo tipo de humillaciones, enfermedades y vejámenes, sus primeras palabras no fueron de resentimiento, sino de profundo agradecimiento, de perdón y patriotismo, llamando a la liberación de quienes todavía están secuestrados, convocando a la paz. ¡Que ejemplo formidable!

Fueron horas de enorme alegría para los colombianos de buena fe. El gobierno de Alvaro Uribe y la democracia colombiana se han visto fortalecidos con el rescate de los quince rehenes. Se demostró así, una vez mas, la eficacia de la política de seguridad democrática para enfrentar a la violencia y al terrorismo marxista de las FARC, bandoleros y narcotraficantes, que desde hace mas de cuarenta años tiñe de sangre a las familias colombianas. Pero esto, que es muy importante, no lo es todo.

Son muchos los que en Europa, como en América Latina y en nuestro país, nunca quisieron reconocer que un movimiento armado no tiene cabida frente a gobiernos libremente electos y que el uso sistemático de la violencia para tratar de imponer las ideas carece de toda legitimidad en una democracia. Hoy, así lo esperamos ante la lucidez y la fuerza de las ideas expuestas por Ingrid Betancourt, todos podrán ver con claridad la verdad del dramá que vive Colombia desde hace décadas.

Ante las presiones que ha sufrido Alvaro Uribe a lo largo de este largo proceso de liberación de los rehenes, muchas de ellas provenientes de Ecuador y Venezuela – aunque hoy vemos a Chavez en una asombrosa transformación-, Ingrid Betancourt, convertida ya en un símbolo, pidió respeto para la democracia colombiana. Exigió que se le permita a su país procesar los cambios en paz y por la vía democrática. Mayor claridad en su mensaje, es imposible. Y, sin embargo, aun hay quienes, desde la izquierda marxista nacional, dudan, tergiversan y condenan. Su actitud nos recuerda que no se ha terminado, que la liberación de Ingrid y los otros rehenes es tan solo un episodio más, importante sin duda, pero insuficiente para poner fin a la lucha contra quienes siguen creyendo en la violencia.

Hay otros muchos aspectos resaltables de la liberación de Ingrid Betancourt y de sus catorce compañeros de cautiverio. Empezando por el exitoso operativo de inteligencia militar, sin disparar un solo tiro, un rescate de características cinematográficas, que nos demuestra, una vez más, que, con frecuencia, la realidad supera a la imaginación. Siguiendo por el enfático e infrecuente agradecimiento de Ingrid a los medios de prensa, especialmente a las radios colombianas, por lo que significaron para ella y los otros rehenes, manteniéndolos vinculados a sus familias, que permanentemente, en horarios y días preestablecidos, les enviaban mensajes de apoyo, afecto y solidaridad. El dato, no menor, de que la radio que mas escuchaban los guerrilleros en la selva era, además de una radio colombiana, la radio Cuba. La afirmación de Ingrid Betancourt de que la reelección de Alvaro Uribe había sido fundamental para poner a las FARC en apuros, porque se habían evitado el afloje de la tension y el movimiento pendular que con frecuencia se da en el pasaje de un gobierno a otro y, por el contrario, se había mantenido y aun incrementado la presión militar sobre la guerrilla, lo que a la postre ayudo a la liberación de los rehenes. Y la importancia, señalada reiteradamente por la ex senadora y candidata presidencial, de que todos los países democráticos – no solo Francia y Estados Unidos - hagan un frente común en solidaridad con la paz y la democracia colombiana. Noble tarea en la que nuestro país no deberia quedar al margen. Porque como bien lo expreso Betancourt, el pueblo de Colombia voto a Uribe, no a las FARC.

En fin, estimados lectores, para quien como yo ha vivido y estudiado siete años en la republica de Colombia, para quienes hemos visto de cerca la violencia que, desde hace mas de sesenta años ha abrumado injustamente esa querida nación, con decenas de miles de victimas inocentes, para quienes bien sabemos del horror del bandolerismo, de cuarenta años de terrorismo de las FARC, los paramilitares y el ELN, este es un episodio que nos lleno de emoción. Desde el fondo de nuestros corazones lo sentimos como una gran noticia. Bien merecida por quienes tanto han luchado, entregando sus vidas y su sangre. Con el heroísmo de todos los días. Sin claudicar. Es, sin duda, un nuevo amanecer, renovador de las esperanzas de paz, que tanto ansia, necesita y merece ese sufrido y querido país. Colombia vive, viva Colombia!

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