SOBRE DUENDES Y ALGO MÁS

Eduardo Heguy Terra


Hace unos días la CNN, el prestigioso canal de noticias que se difunde a través de la televisión por cable, divulgo un informe en el que se afirmaba que el principal ejecutivo, CEO de la empresa Apple Inc., Steve Jobs, había sufrido un ataque al corazón. Como consecuencia de la difusión de esa información, las acciones de Apple cayeron en el mercado más de un 5 por ciento. La cotización de las acciones se recupero, pero solo después que la empresa desmintiera, por falsa, la información dada por CNN.

Este episodio pone sobre la mesa, una vez más, la responsabilidad de los medios de comunicación respecto a la veracidad de las noticias que divulgan. En este caso, se trato de información proporcionada por un usuario de CNN, en el marco del denominado “periodismo ciudadano”, que le permite a los medios de comunicación disponer de un gran caudal de información proporcionado por sus televidentes o escuchas. Se trata de una suerte de sección de cartas al director o correo de los lectores, tan frecuente en los periódicos -, pero, en este caso, al parecer sin los filtros y las garantías que aquellos suelen utilizar para controlar todo aquello que sus usuarios les envían, comenzando por la verificación de la identidad de los corresponsales.

Ante un hecho de esta gravedad, en el que cabe la posibilidad del error – los famosos duendes de las redacciones y las imprentas - , pero también del delito o la manipulación, dirigida a obtener beneficios económicos, tanto como a provocar perjuicios a una empresa determinada, en este caso Apple, es obligatorio plantearse la responsabilidad del medio que opta por recurrir a la utilización del periodismo ciudadano, como fuente de información, mediante el cual se procura una mas estrecha vinculación de la gente con el medio de comunicación. Este, a su vez, se nutre de una cantidad muy importante de información por vía informal, que puede ser muy valiosa desde el punto de vista periodistico. En rigor, se trata de un recurso legítimo, no original ni novedoso, pero potenciado fuertemente por Internet, que para la prensa conlleva la responsabilidad de verificar, en otras fuentes, la veracidad de los contenidos, tal como lo ha señalado William Grueskin, actual decano de Asuntos Académicos de la Escuela de Graduados en Periodismo de la Universidad de Columbia.

Tratándose de Steve Jobs, y aunque parezca increíble, este no fue el único episodio de falsa información que lo afecto. Insólitamente en agosto pasado Bloomberg News, el canal de cable propiedad del actual alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, especializado en temas económicos y financieros – uno de los cinco mas consultados en el mundo -, publico, inadvertidamente, un borrador de obituario de Steve Jobs. Probablemente el obituario, -que fue inmediatamente desmentido por el propio canal-, estuviera preparado, como se suele hacer, ante la posibilidad de que la enfermedad que el alto ejecutivo enfrento en un momento – cáncer de páncreas – tuviera un trágico desenlace.

Este papelón extremo, que convierte a Steve Jobs y a Apple Inc. en un caso de estudio para el análisis de la responsabilidad del periodismo moderno, pone sobre la mesa, muy claramente, el tema de los controles internos en las redacciones, de los protocolos de seguridad en materia de contenidos, de la necesaria verificación de la información con diversas fuentes y sobre todo de confiar esas tareas a personal debidamente calificado. Esa es la forma de evitar errores y omisiones en los que, como se ve, incurren aun los medios de mayor porte y prestigio internacional.

Todo lo cual permite comprender mejor el severo cuestionamiento que se le formula a Internet, la cual, como medio de información moderno, democratizador y poderoso, indudablemente es el que proporciona mayor caudal de datos y noticias, pero que adolece de la falta de un intermediario calificado, que actúe como filtro responsable de los contenidos. Tal como lo hacen, en los medios tradicionales, especialmente en los medios escritos, el redactor responsable, el comunicador profesional.

Bienvenidas pues las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías. Pero sin que el entusiasmo por ellas nuble el juicio critico y termine por desvirtuar o desconocer la esencia de la función social del periodismo, - que se sustenta en la información veraz y la comunicación responsable -, fundamento de la indispensable credibilidad de los medios de difusión. Con o sin duendes en la redacción, siempre ha sido, es y seguirá siendo fundamental en la comunicacion la presencia atenta, experimentada y honesta de los periodistas, para prevenir errores, seleccionar informaciones, confirmar noticias, evitar manipulaciones, contrarrestar campañas de desinformación, y luchar, todos los días, las mas de las veces anónima y silenciosamente, por hacer honor y servir al derecho a la información de la ciudadanía, al cual se deben. Así debe ser.

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