LOS CANDIDATOS, LA PRENSA Y LA MEMORIA

Eduardo Heguy Terra


Hace unos días, en su columna de Búsqueda, Ignacio de Posadas, reflexionando sobre las candidaturas y los valores humanos e institucionales en juego, aventuro, como hipótesis electoral, la candidatura a la presidencia de la republica por el Frente Amplio de Ricardo Ehrlich, actual Intendente de Montevideo y miembro del MPP. Para muchos la sorpresa habrá sido mayúscula. Casi tan grande como la causada por el furibundo ataque de la revista Caras y Caretas contra José Mujica, posible candidato, hoy opuesto a la reelección, aunque no a la del presidente Tabare Vázquez. Es interesante recoger un elemento, solo en apariencia menor o superficial, que aporta el doctor de Posadas en su pronóstico: Ehrlich puede ser un buen candidato del Frente, entre otras cosas, porque tiene “un cierto aire de outsider”, “cara de yo no fui, como decía Jorge Batlle de Tabare Vázquez”. Y bien, creo que, en el contexto electoral, asumir un aire de inocencia adquiere un sentido profundo y definitorio, revela el propósito de eludir responsabilidades, no hacerse cargo de culpas y aparentar ser lo que no se es.

Cuando pensamos que algunos problemas serios que tiene el Uruguay se arrastran desde hace décadas y observamos que varios políticos de primera línea, que ocuparon altos cargos de gobierno, retornan al ruedo con intenciones de concurrir nuevamente como candidatos, pero sin asumir de cara a la gente su pasado, su condición de mediocres o malos administradores de la cosa publica, no podemos dejar de evocar esa imagen de los que ponen “cara de yo no fui”. Algunos, con pasados y edades que harían muy aconsejable su ausencia definitiva de la escena política, vuelven con renovados bríos, apostando quizás a la mala memoria que nos caracteriza como electores, al peligroso desconocimiento del pasado de los que votan por primera vez o a las imperfecciones del sistema legal. Casi todos ellos,- ahora lo comprendo mejor-, aparentando ser inocentes. ¿Qué hacer para desenmascararlos? ¿Cómo ponerlos en evidencia? ¿Cómo impedir que regresen al manejo de los asuntos públicos?

Si ello fuera posible, solo lo será a partir de la información. ¿De que manera? Pues proporcionando a la ciudadanía la mejor información sobre las cualidades y los antecedentes de cada uno de los candidatos, de todos los partidos, aspirantes a cargos parlamentarios como ejecutivos. Solo la información, a la cual el ciudadano tiene derecho, permitirá al electorado conformar una opinión cabal de sus opciones. Solo sobre la base de la verdad, por más incomoda que esta sea para algunos, podrá constituirse algo cercano al gobierno de los mejores, por el pueblo y para el pueblo.

Esa función de informar es uno de los deberes fundamentales de la prensa. Hacerla bien, a cabalidad, implica utilizar archivos propios, fuentes confiables, la consulta de documentos, en fin, un mínimo de investigación periodística. Una información completa y veraz no puede limitar a la prensa a ser una mera amplificadora de la propaganda o el marketing del candidato; muy por el contrario necesita de un trabajo periodistico profesional, honesto, responsable e independiente. Y este es uno de los aportes que los medios de comunicación, que los periodistas, le pueden brindar al mejor funcionamiento de la democracia. En este caso, en sus etapas previas, preparatorias, a la hora de las candidaturas. Democratizar la información sobre los candidatos, para mejorar la calidad de la democracia. Para fortalecer la conciencia cívica y, si es el caso, evitar la impunidad política.

Esa información debe contener datos biográficos, meritos académicos, cargos públicos desempeñados, lo realizado en ellos y otros elementos de similar interés. Pero también y principalmente debe referirse a valores que el candidato haya defendido y a principios a los que haya ajustado su vida y su conducta política. Esta información debe dejar en claro, por ejemplo, quienes son los que creen que el fin justifica los medios; quienes creen que la vida es un derecho sagrado, fundamental y aquellos otros que introducen excepciones a medida de las circunstancias. También, claro que si, para que no se olviden los hechos de corrupción, ni las obras de quienes han servido con honor al bien común. Porque de nada vale el talento, sin la moral. De nada los dichos, sin los hechos. De nada la imagen, sin los contenidos.

El tiempo electoral se aproxima. Al ritmo de iniciativas reeleccionistas, ambiciones cada vez menos contenidas, dura lucha por el poder y las ganas de seguir o de volver de unos cuantos, el momento de informar sobre la verdad de los candidatos no esta lejano. Es responsabilidad de la prensa prepararse para esa importante tarea. Sin compromisos. Sin concesiones. Sin olvidos.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Los Comunicadores: Daniel Castro

Los comunicadores: Neber Araujo

Los comunicadores: Lil Bettina Chouhy