UN PUNTO DE PARTIDA

Eduardo Heguy Terra


El periodista, especialmente cuando se trata de columnas y editoriales, tiene en común con el político el que ambos, a través del ejercicio de su actividad, suelen ser formadores de opinión. Y comparte con el docente el que ambos contribuyen, a su modo, a un mayor conocimiento del mundo en que vivimos. Pero el periodista, a diferencia del político y del docente, en el ejercicio de su profesión y al amparo de la libertad de prensa tiene como objetivo principalísimo el brindar información. En el cumplimiento de ese su fundamental cometido, el periodista esta al servicio del derecho a la información del que son titulares todos los ciudadanos.

En ese orden de ideas, el periodista, tanto en la forma de obtener la información, como al elaborar los contenidos y difundirlos, puede actuar bien o mal. No todos los periodistas bien intencionados son igualmente cultos e inteligentes o alcanzan el mismo nivel técnico o profesional. No todos conocen los géneros periodísticos, las reglas ortográficas, los diferentes estilos, el cuidado de las fuentes o la necesidad de ser independientes y de confirmar las noticias para no caer en la trampa de los rumores y de la manipulación informativa. En fin, que no todos conocen los procedimientos mas adecuados para buscar y encontrar la verdad, así como la lealtad debida al medio y el respeto al publico, al ciudadano lector, oyente o televidente, al legitimo destinatario de su trabajo.

Para ayudar al periodista a desempeñarse con la mayor idoneidad posible, están desde luego los cursos que hoy se imparten en varias prestigiosas universidades, muchos excelentes manuales de redacción periodística, textos de consulta y monografías, libros de estilo de diversos medios de comunicación, el consejo generoso de los mayores y el imprescindible aprendizaje en el trabajo mismo, en la practica, fecunda e insustituible maestra de periodismo. Pero todo ese importante bagaje profesional de poco sirve o sirve mal de cara al ejercicio del buen periodismo, si faltan los principios rectores, los criterios deontológicos, las pautas éticas, las reglas morales, la adecuada enseñanza de los deberes generales, especiales y espacialísimos del comunicador. Un abogado inteligente pero sin moral, puede utilizar sus conocimientos para delinquir y será mas eficiente, pero en la trampa y el engaño. Un editor puede utilizar sus conocimientos para imprimir la Biblia o una obra pornográfica. Lo mismo, a mi criterio, puede ocurrirle al periodista si carece o prescinde de orientación axiológica, si descree de los valores.

Los conceptos, en ocasiones, confunden o levantan ciertas resistencias. Se que hay quienes opinan que el periodismo no tiene ninguna responsabilidad social, salvo la de informar. Y que no faltan quienes crean que las consideraciones éticas no deben interferir en el manejo de las noticias. Eso no es bueno. Sin embargo, aun esas personas estarán de acuerdo en la necesidad innegociable de respetar la verdad. Pues bien, siendo así, ya estamos en presencia de un criterio ético. Un criterio de tal fuerza que es capaz de descalificar a quien pretenda ejercer el periodismo sin acatarlo.

Quiere decir entonces que existen normas y responsabilidades del periodista que este debe conocer y respetar. Serán más o menos amplias para unos que para otros, según los ámbitos en que se les considere. Pero existen. Por eso es interesante establecer algunos conceptos que nos ayudaran a conciliar posiciones, a superar divergencias. La deontología, expresión que se forma de las palabras griegas deontos (deber) y logos (tratado) se trata de una ciencia empírica que se ocupa de la determinación de los deberes propios de cada profesión o grupo social, en nuestro caso a los deberes de los periodistas. Ética proviene etimológicamente del griego ethos, que significa costumbre, conceptualmente, con Luka Brajnovic, decimos que es la ciencia que investiga la moralidad de los actos humanos, teniendo como fin ultimo la honestidad. Con lo cual aparece otro elemento esencial, básico, pues ¿quién se atrevería a negar que el periodismo deba ejercerse con honestidad?

Por tanto, y cuando menos, tenemos que verdad y honestidad constituyen criterios centrales del trabajo periodistico. A lo que debemos agregar el deber de informar, contrapartida del derecho a la información que tienen todos los ciudadanos. Pero sin que el fin de informar justifique la utilización de cualquier medio. En consecuencia, rechazamos el vale todo en la comunicacion. Y este rotundo no al vale todo rige tanto para abogados por honorarios, políticos por votos o periodistas por rating o más lectores. Todos debemos ajustar nuestras conductas a pautas éticas, esto es, a determinados valores inherentes a cada profesión. Y esto es, apenas, un punto de partida.

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