DE LA MANO DEL DINERO
Tantos años viendo como se deteriora la naturaleza que hemos heredado en tantas y tan variadas como generosas formas, tantos años leyendo lapidarios diagnósticos técnicos y tantos años escuchando promesas que nadie cumple, que nos hemos ido acostumbrado al daño ecológico, anestesiando nuestra sensibilidad social y aceptando como inexorable la escandalosa irresponsabilidad tanto de empresas que contaminan como de gobiernos que eluden sus cometidos y obligaciones esenciales. En la declaración de principios casi todos coinciden. Pero luego, en la realidad cotidiana, poco y nada se hace para salvaguardar las condiciones ambientales, la salud de plantas, animales y seres humanos. El dinero, los intereses económicos, hasta ahora, pueden más. “Cuando el último árbol haya sido talado, el último animal haya sido cazado y el último pez haya sido pescado, solo entonces, el hombre blanco entenderá que el dinero no se puede comer”, reza una profecía de los indios navajos de norteamérica. Desde pr...