LA OPOSICIÓN DE CADA DÍA

Poco tiempo antes de cumplirse el segundo aniversario de su gobierno, gracias a la capacidad negociadora del presidente José Mujica se logra concertar importantes acuerdos. Esto ha sido reiteradamente destacado por los medios de comunicación. No así la generosidad política ni la notable apertura demostrada por los dirigentes de los partidos de la oposición al concurrir a esos acuerdos con el gobierno e incluso promoverlos. Algunos pagando un alto precio en sus relaciones internas, como notoriamente ha sido el caso del acuerdo por la patente única, tan beneficioso para el gobierno nacional como las compensaciones económicas concedidas a los gobiernos departamentales. Sin embargo, pese a ello, inesperadamente, a pocas horas de cumplirse los dos años de gobierno, se escucharon palabras muy críticas del presidente Mujica hacia la oposición. Pero como ¿es que acaso el gobierno acordó solo, consigo mismo? ¿No es cierto que, como en materia de educación, lo hizo con los partidos de la oposición y en contra de sectores del Frente Amplio? ¿Cómo explicar entonces este desaire presidencial? Si los acuerdos han sido importantes, como casi todo el mundo reconoce ¿cómo justifica Mujica estar dolorido por la actitud de la oposición? Esta contradicción, como tantas otras, viene a demostrar, una vez más, lo difícil que es el rol que le toca a los dirigentes de la oposición. Es evidente que muchos ciudadanos quieren ver a los partidos tradicionales en una actitud más firme, menos tímida, de más claro señalamiento de los errores y omisiones de la Administración frenteamplista. Pero no faltan quienes piensen que los intendentes blancos y colorados rehuirán en el futuro toda confrontación con el gobierno central por temor a no recibir los apoyos financieros comprometidos en el acuerdo por las patentes. Otro tanto podría ocurrir, en caso de una eventual confrontación política, con la pérdida de los cargos concedidos a la oposición, siempre en minoría, en diferentes organismos y directorios de empresas públicas. Estas amenazas pueden afectar al normal funcionamiento del sistema institucional, pues este requiere de un gobierno que gobierne pero también de una oposición que no sea complaciente, que exija, controle y denuncie. En ese ambiente tan difícil desarrolla su tarea la prensa no oficialista. Tratando de informar a cabalidad y de opinar con vigor en sus editoriales y columnas, errando o acertando, pero en ejercicio de la libertad de expresión y del derecho a la información, esenciales en una democracia liberal. Y también controlando y denunciando ante la opinión pública las carencias del gobierno, cuando corresponda. En nuestro país no faltan, afortunadamente, ejemplos de buen periodismo. Como bien ha señalado nuestro estimado colega Leonardo Guzmán: “Decir la verdad de los hechos y no callar las convicciones es una vieja tradición de nuestro diarismo que se incorporó a la radiodifusión”. Por ello, aunque moleste al gobierno, no se dejará de informar sobre el lamentable estado de la seguridad y de la educación pública, las carencias de la salud y de la vivienda, las macanas de la política internacional, ni los errores de sus directos responsables. Los hechos negativos no se pueden ni se deben ocultar, ni mucho menos son culpa de la oposición o del periodismo. Quienes confunden medios de comunicación con meros instrumentos de propaganda de las bondades personales y de los logros del gobierno, no han terminado de entender el rol de la prensa en democracia. Por lo que se ve, ya son demasiados los medios y los periodistas en los que influye el peso de lo oficial. En ese contexto surgen infrecuentes voces discrepantes, que trascienden gracias a la prensa. Es el caso de la doctora Graciela Bianchi, hablando de los temas de la educación y de las intrincadas cuestiones de la interna del Frente Amplio. Directora del Liceo Bauzá, da la cara y, al parecer, no teme las consecuencias. En reciente entrevista, que le realizó el periódico Voces, denuncia flagrantes inconstitucionalidades de una “pésima ley de educación”, que no se aplica en un 80%; así como la existencia de una “pequeña burguesía de burócratas mediocres”, que no quieren bajarse de los autos oficiales. Algo similar puede decirse de la reciente aparición pública de la secretaria general de la Asociación de Maestros del Uruguay filial Montevideo, Daisy Iglesias, denunciando que, a la hora de iniciar las clases, se está como en una “situación de guerra”, dado el deplorable estado de unas decenas de establecimientos de Primaria, - de los 2.400 construidos por los partidos tradicionales, lo que es bueno no olvidar -, y criticando la mala gestión de las actuales autoridades pues, - afirma -, en un momento de notoria abundancia de recursos, estos nunca llegan a los niños. Los problemas de gestión del gobierno, al igual que la popularidad del presidente Mujica, han sido señalados por una amplia mayoría en recientes encuestas. Insólitamente ambos a la vez. Gestión en baja, popularidad en alza. Se demuestra así, una vez más, que mucha gente lamentablemente aun no tiene claro que al gobernante se le elige para gestionar. Eficientemente, claro. Debemos insistir en ello.

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