¿DONDE ESTA EL JEQUE?

Dr. EDUARDO HÉGUY TERRA


Hay cosas que sería bueno saber. Por ejemplo ¿quién es el jeque que ofreció un millón de dólares por el fusca de Mujica? ¿Dónde vive? ¿Cómo hizo llegar su generosa oferta? ¿Qué respondió el presidente cuando agudos periodistas le hicieron estas audaces preguntas? La verdad de este importante asunto, toda la verdad y nada más que la verdad, ¿se sabrá algún día?
Hay cosas que sabemos no ocurrirán. Por ejemplo la disculpa de Pablo Mieres, por no cumplir con sus declaraciones, publicadas el domingo 17 de noviembre de 2013, respecto a la importancia de las definiciones en el balotaje. Preguntado a ese respecto por Daniel Isgleas, del matutino El País, Mieres fue contundente: “no podemos quedar al margen de una definición. Hay una responsabilidad política de un partido a la hora de definir un gobierno.” El periodista insistió si eso significaba darle apoyo a uno de los dos candidatos, a lo cual Mieres, sin vacilar, respondió: “Seguro, los partidos que no pasan a la segunda vuelta deben optar.” Hoy, un año después, el senador electo anunció su voto en blanco en el balotaje del domingo 30 de noviembre.
¿Ocurrirá algún día la unión sin fisuras entre los distintos sectores del partido Colorado? Amorín Batlle - ¿no tendría  que hacer autocritica? Encuentra razón de ser en un constante hostigamiento contra Vamos Uruguay. Allí, algunos, se han largado por lista propia, aunque sin dejar la banca. Sin duda un mal ejemplo. Aunque no el único ni el primero. Le llevará muchos años y mucho trabajo al partido fundado por Rivera recuperarse de estas elecciones, pero mucho más de la deslealtad y de las fracturas internas. Bien se ha dicho que mientras la victoria tiene muchos padres, la derrota suele ser huérfana. Pero eso no invalida el hecho de que el liderazgo de Pedro Bordaberry fue ratificado, por abrumadora mayoría, en las recientes elecciones internas. No reconocerlo así  no habla bien de quien lo impugna. Especialmente si fue el derrotado.
¿Veremos alguna vez a Mujica disculpándose con los bachilleres y profesionales universitarios por su menoscabo verbal, su “elogio de la ignorancia”, al decir de Pablo da Silveira? ¿Se disculpará algún día con el doctor Tabaré Vázquez, catedrático grado 5 de la Facultad de Medicina de la Udelar, o con el contador Danilo Astori, ex decano de la facultad de Ciencias Económicas? 
¿Reconocerán su gobierno y su partido que el desconocimiento y la subestimación por lo jurídico los llevó a un verdadero record de leyes declaradas inconstitucionales? ¿Alguien asumirá la responsabilidad de ignorar, pese a las advertencias, que los aumentos otorgados a los ministros de Estado en la ley de presupuesto de 2010, equiparándolos a los senadores, eran aplicables a los ministros del  Poder Judicial y a sus funcionarios, como así también a los funcionarios de los registros y a los fiscales? Ese acto de humildad, justo y necesario, es una de las tantas cosas que quizas no veremos.
El periodismo ha sido objeto de numerosas calificaciones, descalificaciones y severas críticas, unas veces con razón y otras muchas sin ella. Se ha hablado de periodismo  independiente, honesto, político, amarillista, objetivo, imparcial, obsecuente, de opinión, informativo, oficialista, opositor, de calidad,  mentiroso, servil, ideológico o  marketinero; y varias otras denominaciones, combinadas a gusto y humor de quien opina. No son muchos los gobernantes que aceptan el rol de contralor del poder que corresponde al periodismo en las democracias republicanas.  Lo hemos constatado con los casos de Pluna, Asse, Aratirí o Ancap. Y es obvio que no todos los periodistas tienen la vocación, la actitud, la formación, el sentido ético y la responsabilidad que se requieren para esta profesión. Hay mucho militante disfrazado de periodista. ¿Algún día veremos a la gente  radiar a los impostores? Es seguro que ello no se logrará con la ley de regulación de los medios audiovisuales, cuya aprobación se anuncia como inminente. Son más de 180 artículos que ningún favor le harán a la libertad de prensa.

Pese a que el partido Nacional fue el que más creció de una elección a otra, en Pocitos, el 26 de octubre, el Frente Amplio fue el partido más votado. ¿Qué le pasó al barrio de los cajetillas y pitucos? ¿Será el principio del fin de la lucha de clases?  Más allá de falsos estereotipos lo importante es creer que todos los uruguayos queremos un país más próspero, más justo y más solidario. Donde nadie sea más que nadie. Con respeto a las minorías. Más seguro, más educado, con armonía social y pleno respeto de los valores espirituales, de las tradiciones, de las instituciones republicanas y del Derecho en todas sus dimensiones. Un país sin lucha de clases ni prepotencia sindical y en el que siempre se vote para elegir gobierno. Y donde la familia sea, por fin, el centro de la sociedad y la prioridad de los gobernantes. Un Uruguay donde la verdad no se distorsione ni se oculte. Donde se pueda vivir en paz. Lograrlo estará en manos del próximo presidente de la república, de su gobierno, de los legisladores oficialistas y de los partidos de la oposición. Deberán, sin soberbia ni resentimientos, tender puentes, dialogar, aunar voluntades y construir un país mejor. Lo merecemos.

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