VOTARE A LACALLE POU

Dr. EDUARDO HÉGUY TERRA


Esto recién empieza. Sabemos que el Frente Amplio, como era de esperar, mantuvo su caudal electoral. Pero, pese a las sumas impresionantes que gastaron en propaganda tanto la fuerza política como el gobierno, no logró los votos suficientes para ganar en primera vuelta y  habrá balotaje. Sabemos que blancos y colorados juntos suman más de un millón de votos, cerca de lo obtenido por el oficialismo. Sabemos también que Pedro Bordaberry, acertadamente la noche misma de las elecciones, expresó su apoyo frontal a la candidatura de Luis Lacalle Pou, seguramente interpretando el sentir de la casi unanimidad de los 300 mil colorados que lo acompañaron el 26 de octubre. Y sabemos que el 30 de noviembre estaremos eligiendo presidente de la república entre los dos candidatos más votados en la primera vuelta, los doctores Tabaré Vázquez y Luis Lacalle Pou.
Esto recién empieza. Por supuesto que los comandos de campaña del Partido Nacional y del Partido Colorado esperaban una mejor votación. Pero si se recuerda que el Partido Nacional en las elecciones pasadas obtuvo un 29 por ciento y ahora estuvo cerca del 31 por ciento, mientras el Partido Colorado perdió casi cuatro puntos  de una elección a otra, podemos interpretar que votos colorados se volcaron a apoyar la fórmula del partido Nacional, en lo que generalmente es una lógica consecuencia de la polarización entre las dos candidaturas mayoritarias. 
Como ocurre siempre después de una derrota, las críticas no faltan. Pero es innegable el esfuerzo ejemplar demostrado por Pedro Bordaberry a lo largo y a lo ancho de la campaña. Se le ha cuestionado la elección de Germán Coutinho, intendente de Salto, para integrar la fórmula presidencial. No creemos que otros candidatos que le fueron propuestos hubieran hecho diferencia. No importa cuán buena sea la locomotora si los vagones no responden. Porque lo cierto es que el dedicado tractor colorado carece de una estructura política con la envergadura y solidez que, creemos, se necesita para enfrentar en igualdad de condiciones una contienda electoral tan larga y difícil. En rigor, la noche del 26 de octubre termina bien para los colorados, a partir del gesto de Bordaberry con Lacalle Pou,  -luego refrendado por el ejecutivo colorado-  y del abrazo solidario entre los dos líderes de las grandes colectividades fundadoras. Sabemos que, por su juventud relativa en un ambiente poblado por gerontes, ambos seguirán por mucho tiempo actuando en política para lograr lo mejor para el Uruguay y su gente. 
Esto recién empieza. Luis Lacalle Pou inició su camino hacia las elecciones como diputado por  Canelones. Logró ser respetado dentro del Herrerismo,  ganó las elecciones internas y recibió el domingo el elocuente apoyo de 720 mil compatriotas. Y disputará, con mucha convicción, estoy seguro, el balotaje del 30 de noviembre. Tiene tan solo 41 años. Cuanto futuro por delante. Cuentan que el doctor Luis Alberto de Herrera cuando perdía una elección,- y vaya si perdió varias sin alterar su carácter ni mellar su temple-, al día siguiente de conocidos los resultados, salía a recorrer el país para agradecer a sus numerosos partidarios el apoyo recibido, y, mirando lejos, concentrar sus energías en el próximo desafío. Un  ejemplo a seguir. 
Por eso, insisto, esto recién empieza. No importa tanto que el Frente Amplio lograra mantener sus mayorías en el Parlamento. Eso no es nuevo. Lo nuevo sería que las hubiera perdido, lo cual sería sin duda mejor para nuestro sistema democrático. Merece especial destaque la extraordinaria votación que obtuvo el SI al proyecto de reforma de la Constitución para hacer responsables penalmente al igual que los mayores, a los menores de entre 16 y 18 años que cometieran delitos gravísimos, quienes además recibirían un tratamiento especial para lograr su rehabilitación. Los 1.087.707  votos que apoyaron la reforma, reclamando vivir en paz, no pueden ser ignorados por el gobierno en su nueva integración. La inseguridad pública requiere de cambios urgentes. 
Ahora todas las miradas están centradas en el balotaje del 30 de noviembre. De un lado está Tabaré Vázquez, con una excelente votación en primera vuelta, con el apoyo del Frente Amplio y probablemente de ciudadanos pertenecientes a  partidos menores de ideología izquierdista. Vázquez ha dispuesto de enormes recursos en propaganda y la movilización de miles de uruguayos residentes en la Argentina. Como si no fuera suficiente una situación económica favorable, numerosas prestaciones del Mides, aumentos del BPS, apoyo del PIT-CNT y la designación de decenas de miles de funcionarios públicos y cargos de confianza, presenciamos la impúdica irrupción de publicidad de las empresas del Estado, así como la impune intervención del presidente de la república en flagrante violación constitucional. No debe repetirse. Del otro lado, en la oposición, está medio país, con más de un millón de votos,- una muy buena base de cara al futuro-, están los blancos y el apoyo de los colorados. No será  fácil. Pero esto recién empieza. Y, desde luego, de ninguna manera termina el 30 de noviembre, día en que, con absoluta convicción, votaré a Luis Lacalle Pou.


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