NO ACLAREN QUE OSCURECE

Dr. Eduardo Héguy Terra


No cabe duda que los grandes derrotados del 26 de octubre fueron los pronósticos electorales de las encuestadoras. Pero en el plano de las candidaturas la mayor frustración fue la baja votación del Partido Colorado, pues, con poco más de 300 mil votos, apenas alcanza al 13% de los sufragios emitidos y no logra ganar en ninguno de los 19 departamentos. Pese a ello mantiene cuatro senadores y trece representantes en la cámara baja.
Luis Lacalle Pou y Jorge Larrañaga, lograron pasar al balotaje con el 31% de los votos, más de 732 mil en todo el país, y obtuvieron 10 senadores y 32 diputados. Pero ahora, según los sondeos de opinión, se encuentran en una situación de marcada desventaja ante la fórmula  Vázquez - Sendic, que tiene 15 senadores y 50 diputados, y que marca más del 50% en las intenciones de voto para el domingo 30 de noviembre.
El partido Independiente, por su parte, con 73 mil votos, logra por primera vez un senador, Pablo Mieres. Algunos consideran que este tuvo ventaja, gracias a que se postula a presidente cuando, en rigor, solo aspira al senado, con lo que obtiene un beneficio propagandístico del cual carecen otros candidatos a la cámara alta. De cara al balotaje el partido, pese a su prédica anterior contraria a gobiernos con mayorías absolutas en el parlamento, se declaró neutral y Mieres anunció su voto en blanco. De ganar Tabaré Vázquez,  el Frente sumará otro senador con Raúl Sendic en su carácter de vicepresidente, con lo cual logrará la mayoría en el senado y reducirá el papel del partido independiente a lo meramente testimonial.
Otro aspecto que merece ser mencionado es el elevado número de los que no votaron, - miles de ciudadanos -, además de los 44 mil votos en blanco y los 33 mil sufragios anulados. Es difícil pronosticar que ocurrirá con esas voluntades el próximo 30 de noviembre. Como también es difícil determinar con exactitud los múltiples factores que influyeron en la votación de los partidos. Se señala, por ejemplo, además del perfil de cada candidato, que hubo años de bonanza económica, reducción de la pobreza y que el bolsillo manda, la aprobación de ciertas leyes beneficiando a amplios sectores de trabajadores, el nombramiento de decenas de miles de funcionarios y el masivo reparto asistencial desde el MIDES - se habla de 320 mil prestaciones -, así como la impúdica catarata propagandística del oficialismo y la grosera embestida inconstitucional de Mujica. Se señala que Pedro Bordaberry se equivocó en la designación del vicepresidente, pero también la notoria debilidad electoral del Proba. Se estima que la estrategia por la positiva no fue suficiente pues faltó insistir en proyectos sociales concretos (asentamiento cero, eliminación del IASS, etc.) y poner mayor firmeza en la crítica a los errores del  gobierno (inflación, deuda externa, déficit fiscal, impuestos, rapiñas, corrupción, política exterior, etc.). Duele ver los arrumacos de Almagro con Timerman. Se denuncia la intervención política del PIT-CNT, manejado por los comunistas. También se ha dicho que cuando un partido fundacional vota muy bien al otro le va mal. Y, cuando no, se cuestiona la actitud parcial de algunos medios y de ciertos periodistas. En definitiva, establecer las causas de lo ocurrido el 26 de octubre e implementar los correctivos es responsabilidad de los dirigentes políticos, incluidos los sectores oficialistas, como el de Astori, al que no le fue nada bien ante el grupo de los 8,- el de los comunistas, Sendic y el MPP con Mujica a la cabeza-, con la consiguiente pérdida de los equilibrios internos y la amenaza del giro a la izquierda.
De cara al futuro cabe plantearse diferentes escenarios. En el cortísimo plazo todo parece indicar  que el próximo presidente de la república, electo por segunda vez, será el doctor Tabaré Vázquez, y que Raúl Sendic, en tanto vicepresidente,  presidirá el senado y la asamblea general. En el mediano plazo, las elecciones municipales de mayo de 2015 constituyen una excelente oportunidad para alianzas entre blancos y colorados, con las que intentar frenar el importante avance registrado en el interior por el Frente. El partido de la Concertación, acordado para Montevideo, constituye un buen ejemplo para, más allá del voto útil, unir fuerzas en todos los departamentos. Las cifras indican que, si hubieran votado juntos el partido Colorado y el partido Nacional, hubieran ganado en 14 departamentos del interior. Es un dato que no debe ser ignorado. Lograr la unidad es un proceso no exento de dificultades; a la vista están las críticas de quienes se oponen al apoyo del partido colorado a Lacalle Pou. Pero, si en verdad se quiere aspirar a gobernar, la unidad es el camino. Elevar la mira. Dejar atrás las mezquindades.

Y, finalmente, en el largo plazo, el partido Colorado debe retomar la senda de renovación que insinuó Vamos Uruguay en el 2009 y que se diluyó en las últimas internas. También el partido Nacional debe evaluar lo que faltó para un mejor resultado. De nada sirve tener un gran programa de gobierno, excelentes equipos técnicos y buenos candidatos, si falla la comunicación o ella no logra conquistar los espacios necesarios en los medios audiovisuales y llegar a sus destinatarios. 

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