ASTORI, EL DÓLAR Y ALGO MAS
La economía se ha ido convirtiendo, cada vez mas, para regocijo de algunos y lamento de muchos, en una ciencia entendible solo por iniciados, por un pequeño circulo de especialistas. Sin embargo, a todos nos concierne. Y todos, no solo Astori, deberíamos entender, o al menos tratar de entender, los fundamentos básicos, elementales, del funcionamiento de la economía nacional y, porque no, mundial. Nuestra vida diaria se ve afectada por los aconteceres comerciales y los vaivenes del los mercados, tanto como por las decisiones de los gobiernos. No debemos, no podemos, estar al margen de todo ello.
Pongamos por ejemplo lo que sucede con el valor de las monedas. Es notorio que en nuestro país el peso se fortalece frente al dólar. Lo cual, naturalmente, apareja consecuencias. Si el peso uruguayo esta mas fuerte, con el se pueden comprar mas dólares. Como el Uruguay tiene una importante deuda externa en dólares, tal situación favorece su cancelación. Con menos pesos podemos pagar más deuda. Esto es bueno.
Sin embargo, hay otros efectos que no lo son tanto. Nuestro país vende sus productos en el exterior, por lo general en dólares. Si los dólares que recibe el productor por sus mercaderías significan menos pesos,- porque el peso esta mas caro -, esto se traduce, en definitiva, en que ese productor recibe cada vez menos por su esfuerzo. Sin entrar al tema de si hay o no atraso cambiario,- demasiado técnico, demasiado complicado-, lo que si resulta claro es que cuanto mas fuerte es nuestro peso frente al dólar, esto dificulta cada vez mas nuestras exportaciones y favorece, cada vez mas, las importaciones que realizamos de terceros países.
No es de extrañar, por tanto, que tengamos un déficit comercial crónico, ya que siempre estamos comprando en el exterior mas de lo que vendemos. Sin embargo, a diferencia de Chile, Argentina y Brasil que ostentan grandes superávit comerciales, especialmente por el muy buen momento por el que atraviesan las materias primas, nosotros al parecer nos hemos resignado a ser siempre deficitarios. Como también nos hemos acostumbrado a celebrar cada nuevo préstamo como si fuera un logro el aumento de la deuda.
Los temas monetarios no importan solamente aquí y no solamente a nosotros. Por eso la Unión Europea y los EEUU presionan a China para que revalue, le de mas valor a su moneda, el yuan. De esa forma esperan frenar la avalancha imparable de importaciones desde China y favorecer todo lo posible las ventas hacia aquel enorme país, hoy convertido, junto con la India, en una nueva locomotora de la economía mundial.
Por otra parte, es para todos evidente que la debilidad del dólar que se percibe en los últimos tiempos, la que seguramente tiene una explicación técnica en los varios desequilibrios que padece la economía norteamericana, favorece claramente las exportaciones de los EEUU al mundo, pues las hace mas baratas y competitivas; y dificulta la importaciones en los EEUU, pues las encarece, ya que se necesitan mas dólares que antes para importar los mismos productos. Ya hay voces de alerta en la Unión Europea, por la manera en que este fenómeno monetario puede afectar el comercio exterior de los países miembros. En mi opinión, hay mucho sentido común en estas preocupaciones.
Ahora bien, si estas reflexiones no son muy erradas, podría decirse que lo que es bueno para China, que prefiere un yuan relativamente más débil, con la finalidad de favorecer sus ventas al exterior, que son enormes, no debería ser malo para nosotros, que somos pequeños. Si los EEUU y la Unión Europea entienden que ello les perjudica, pues frena sus exportaciones y favorece las importaciones de productos chinos a sus respectivos territorios; si la perdida de valor del dólar es vista con preocupación en Europa, por cuanto beneficia las exportaciones de los EEUU y dificulta las ventas de mercaderías europeas; si todo ello es así, como creo que lo es, la pregunta que se nos plantea es la siguiente ¿Por qué lo que funciona para esos verdaderos colosos económicos, no funciona para nuestro pequeño país? ¿Por qué el gobierno de Uruguay, tanto mas chico, tanto mas frágil, no aplica los mismos o similares criterios? ¿Por qué nuestro gobierno no utiliza su política monetaria para favorecer el comercio exterior? ¿Por qué no procurar, con medidas propias y no solo ajenas, una relación peso-dólar que ayude a venderle más al mundo? ¿Y, finalmente, por que no aspirar a tener superávit comercial, como lo tienen nuestros vecinos?
La economía no debe resultarnos ajena. No puede ser que el acontecer económico por resultar tan complejo, tan oscuro, tan distante y hasta inentendible para el común de las gentes, terminemos dejándolo completamente en manos de los economistas, cuando son nuestras vidas y nuestras familias las que se ven afectadas, por sus aciertos y por sus errores.
Pongamos por ejemplo lo que sucede con el valor de las monedas. Es notorio que en nuestro país el peso se fortalece frente al dólar. Lo cual, naturalmente, apareja consecuencias. Si el peso uruguayo esta mas fuerte, con el se pueden comprar mas dólares. Como el Uruguay tiene una importante deuda externa en dólares, tal situación favorece su cancelación. Con menos pesos podemos pagar más deuda. Esto es bueno.
Sin embargo, hay otros efectos que no lo son tanto. Nuestro país vende sus productos en el exterior, por lo general en dólares. Si los dólares que recibe el productor por sus mercaderías significan menos pesos,- porque el peso esta mas caro -, esto se traduce, en definitiva, en que ese productor recibe cada vez menos por su esfuerzo. Sin entrar al tema de si hay o no atraso cambiario,- demasiado técnico, demasiado complicado-, lo que si resulta claro es que cuanto mas fuerte es nuestro peso frente al dólar, esto dificulta cada vez mas nuestras exportaciones y favorece, cada vez mas, las importaciones que realizamos de terceros países.
No es de extrañar, por tanto, que tengamos un déficit comercial crónico, ya que siempre estamos comprando en el exterior mas de lo que vendemos. Sin embargo, a diferencia de Chile, Argentina y Brasil que ostentan grandes superávit comerciales, especialmente por el muy buen momento por el que atraviesan las materias primas, nosotros al parecer nos hemos resignado a ser siempre deficitarios. Como también nos hemos acostumbrado a celebrar cada nuevo préstamo como si fuera un logro el aumento de la deuda.
Los temas monetarios no importan solamente aquí y no solamente a nosotros. Por eso la Unión Europea y los EEUU presionan a China para que revalue, le de mas valor a su moneda, el yuan. De esa forma esperan frenar la avalancha imparable de importaciones desde China y favorecer todo lo posible las ventas hacia aquel enorme país, hoy convertido, junto con la India, en una nueva locomotora de la economía mundial.
Por otra parte, es para todos evidente que la debilidad del dólar que se percibe en los últimos tiempos, la que seguramente tiene una explicación técnica en los varios desequilibrios que padece la economía norteamericana, favorece claramente las exportaciones de los EEUU al mundo, pues las hace mas baratas y competitivas; y dificulta la importaciones en los EEUU, pues las encarece, ya que se necesitan mas dólares que antes para importar los mismos productos. Ya hay voces de alerta en la Unión Europea, por la manera en que este fenómeno monetario puede afectar el comercio exterior de los países miembros. En mi opinión, hay mucho sentido común en estas preocupaciones.
Ahora bien, si estas reflexiones no son muy erradas, podría decirse que lo que es bueno para China, que prefiere un yuan relativamente más débil, con la finalidad de favorecer sus ventas al exterior, que son enormes, no debería ser malo para nosotros, que somos pequeños. Si los EEUU y la Unión Europea entienden que ello les perjudica, pues frena sus exportaciones y favorece las importaciones de productos chinos a sus respectivos territorios; si la perdida de valor del dólar es vista con preocupación en Europa, por cuanto beneficia las exportaciones de los EEUU y dificulta las ventas de mercaderías europeas; si todo ello es así, como creo que lo es, la pregunta que se nos plantea es la siguiente ¿Por qué lo que funciona para esos verdaderos colosos económicos, no funciona para nuestro pequeño país? ¿Por qué el gobierno de Uruguay, tanto mas chico, tanto mas frágil, no aplica los mismos o similares criterios? ¿Por qué nuestro gobierno no utiliza su política monetaria para favorecer el comercio exterior? ¿Por qué no procurar, con medidas propias y no solo ajenas, una relación peso-dólar que ayude a venderle más al mundo? ¿Y, finalmente, por que no aspirar a tener superávit comercial, como lo tienen nuestros vecinos?
La economía no debe resultarnos ajena. No puede ser que el acontecer económico por resultar tan complejo, tan oscuro, tan distante y hasta inentendible para el común de las gentes, terminemos dejándolo completamente en manos de los economistas, cuando son nuestras vidas y nuestras familias las que se ven afectadas, por sus aciertos y por sus errores.
Comentarios