CONVERGENCIA EN VALORES

Eduardo Héguy Terra

No tengo dudas. Nuestro país vive una grave crisis de valores. Valores individuales y valores colectivos. Valores sociales, de convivencia y valores personales, morales y familiares.
Estoy convencido que es absolutamente prioritario y urgente reaccionar como nación, como comunidad espiritual, como pueblo con historia y tradiciones. Esto es algo que nos convoca e involucra a todos los ciudadanos. Es tarea de todos los días y de todas las horas.
Una oportunidad central para promover el cambio, para volver a las raíces, para recuperar la noción integradora de las personas como sujetos de valores inherentes y permanentes, es la elección nacional de autoridades, tanto ejecutivas como legislativas. En las próximas elecciones de octubre es mucho más que un cambio de gobierno lo que estará en juego. Están enfrentadas concepciones diferentes de la vida en sociedad, tanto como ideas y valoraciones distintas respecto a varios derechos que consideramos fundamentales, empezando por el derecho a la vida desde la concepción.
La propuesta del partido de gobierno resulta clara después de cuatro años de ejercicio del poder en el plano nacional y de más de dieciocho en el plano municipal. La inseguridad generalizada o proliferación consolidada de miles de hurgadores recorriendo las calles de la capital, son un símbolo de una visión social que no se quiere o no se puede modificar. ¿Qué decir respecto al vapuleado derecho de propiedad de los empresarios o al hacinamiento que padecen nuestras cárceles, insuficientes e inadecuadas, que hacen imposible cualquier esperanza de rehabilitación? Mientras tanto el carismático senador tupamaro José Mujica, el candidato con mayores posibilidades de ganar la interna frenteamplista, de señaladas simpatías castristas, kirchneristas y chavistas, es portador de una concepción de lucha de clases y siembra resentimiento contra Pocitos y Carrasco, mientras anuncia que levantará el secreto bancario y, apelando a una fauna conceptual que pretende premiar la astucia y el engaño, el fin justificar los medios, manifiesta que, así como tragó “sapos” y se abrazó con “culebras” para sumar votos, actuará como un “zorro” con los empresarios uruguayos.
Por otra parte, a medida que avanza la campaña por las internas partidarias, se van divulgando las ideas centrales que promueven los distintos sectores de la oposición. El doctor Pedro Bordaberry, candidato de Vamos Uruguay, empeñado en una difícil patriada por la renovación del Partido Colorado, ha sido claro en la importancia prioritaria que le otorga a la enseñanza, a la seguridad pública y al combate frontal contra el flagelo de la pasta base y sus tremendas consecuencias para nuestra juventud.
En el Partido Nacional, los dos candidatos, mas allá de la lucha electoral y de los diferentes estilos personales o de los equipos que los respaldan, presentan numerosas coincidencias de fondo. Ambos, por ejemplo, rechazan el matrimonio homosexual. El senador Jorge Larrañaga expresó su convicción de que ha existido en nuestro país una “pérdida progresiva de valores, que se trasunta en una falta de respeto en el seno de la sociedad, entre hijos y padre, entre alumnos y profesores, entre vecinos.” De ahí que sea necesario fortalecer “los valores de la familia, de la solidaridad, del trabajo, de la justicia, del pleno ejercicio de los derechos y también de los deberes.”
El ex presidente Luis Alberto Lacalle, también ha señalado que se está ante una crisis de valores, tanto en el relacionamiento, como también en valores esenciales, como la idea de patria, un menoscabo de la libertad en cuanto a la información, a la libertad de elegir la enseñanza, el derecho de propiedad. Nota una fisura social que pone en riesgo la unidad nacional. Y en su programa de gobierno establece claramente que el logro de metas materiales debe ser acompañado de valores que den sentido a nuestra existencia. El patriotismo, el trabajo, la responsabilidad, el respeto por los demás, el acatamiento a la ley y el ejercicio pleno de la libertad, deben estar acompañados de valores colectivos, como la justicia y la solidaridad, la defensa y protección de los derechos humanos en todas sus formas, el respeto a las instituciones democráticas y el fortalecimiento del concepto de familia como base del desarrollo de nuestra sociedad y primer ámbito de formación de las personas.
Es evidente que las coincidencias entre estas corrientes de opinión en temas fundamentales, su convergencia en valores esenciales y sus diferencias con el Frente Amplio, son significativas y trascendentes. Por todo, ello no perdamos de vista que en las próximas elecciones nacionales no estaremos votando tan solo por un candidato, sino por todo lo que este representa. Elegiremos al Uruguay que queremos para nuestros hijos y nuestros nietos. Elegiremos cambiar el presente para poder ganar el futuro.

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