LO QUE EL RUIDO NOS DEJÓ

Eduardo Héguy Terra

Un gran protagonismo de las encuestas, jingles más o menos originales y pegadizos, actos y caravanas por doquier, discursos, promesas, acusaciones, mutaciones, el surgimiento de nuevos partidos y liderazgos, muchas figuras conocidas, ausencia de debates y pocos incidentes, son algunas de las cosas que, acallados los ecos, nos dejó esta campaña electoral que, con la previa de las internas, agitó las aguas políticas a lo largo del 2009. Nada de esto es significativamente inesperado. En nuestro país estamos felizmente acostumbrados a tener una campaña en paz.
Tampoco han sido muy originales las propuestas de los candidatos, con similares diagnósticos y relevantes coincidencias. Esto último, como se ha señalado por algunos analistas, abre una esperanza de que un entendimiento supra partidario resulte, a la vez que deseable, posible. Sea cual fuere el resultado del domingo, no cabe duda que el Uruguay necesita de armonía política mas que de enfrentamientos y radicalismos.
Es inevitable referirnos al rol que cupo a los medios,-prensa, radio, televisión e internet-, en la reciente campaña. Como en toda comunicación, en la política también se requiere de un emisor,- en este caso los candidatos y partidos-, de uno o varios receptores,- los ciudadanos en general-, y, desde luego, de instrumentos o vehículos capaces de transmitir y hacer llegar el mensaje de unos a otros en tiempo y forma. Creo que los medios uruguayos,- numerosos y plurales como en pocas partes del mundo-, considerados en conjunto, han cumplido a cabalidad con la responsabilidad que les cabe en el devenir democrático. Nadie se ha quedado sin expresar y difundir sus ideas ampliamente y con la más absoluta libertad. Lo cual no es poca cosa. Muy por el contrario, constituye, a mi juicio, motivo de legítimo orgullo para la democracia de nuestro país. Basta mirar lo que ocurre hoy con la libertad de prensa en América latina.
Ello no significa que no hayan existido roces, discrepancias y malos entendidos entre políticos y comunicadores. Es sabido que esa relación es siempre difícil y compleja. Por una parte los políticos tratando de recibir la mayor atención y aprobación por parte de los periodistas; estos, procurando mantener una buena relación pero, a la vez, intentando ejercer su profesión con independencia, honestamente, sin segundas o ulteriores intenciones y sabedores de que pasado el acto electoral la relación se enfriará y decaerá su circunstancial protagonismo. Luego de poner en práctica la seducción y el halago, llamadas, visitas, relaciones públicas a todos los niveles de las empresas periodísticas, presiones y discriminación entre comunicadores “amigos” y los otros, elección cuidadosa de los programas a los cuales concurrir, temor manifiesto a enfrentar interrogatorios rigurosos y enojos con periodistas que intentan ir mas a fondo en el pensamiento, las propuestas o los antecedentes del candidato, es poco probable que los políticos estén plenamente satisfechos con el tratamiento que reciben. En este campo hemos visto y oído de todo un poco. Quizá entre las de mal recuerdo estén la superficialidad, la improvisación, las preguntas impertinentes, la agresividad flagrante y, la peor de todas, las entrevistas complacientes.
Es del caso insistir en señalar una falla: existen comunicadores que, indebidamente, se hacen pasar por periodistas independientes, pero que en rigor no son otra cosa que militantes políticos armados de un grabador, un micrófono o una cámara. Esto es francamente lamentable y le hace mucho mal a la profesión. Mas grave aun es la conducta de aquel medio que, sin aclarar de buena fe su filiación política, favorece a un candidato; falla especialmente condenable si ello ocurriera en un medio propiedad del Estado. No olvidemos que es muy diferente la situación de un medio o periodista que proclame abiertamente su tendencia política,-lo cual ha sido tradición en los diarios y semanarios-, pues con ello se cumple con el deber de lealtad hacia el ciudadano, protagonista principal del acto eleccionario y destinatario final de sus mensajes e informaciones.
Por todo ello debemos concluir que, mas allá de carencias e imperfecciones, que las hay, es gracias al trabajo periodístico de los medios de comunicación de nuestro país, prensa, radio y televisión, abierta y por cable, y una creciente influencia de internet, que los uruguayos, que hemos recibido una amplia y plural información sobre partidos, propuestas y candidatos, dejando atrás el barullo de la campaña electoral, estemos en las mejores condiciones para que, en el silencio y la serenidad de nuestras conciencias, elijamos, con total libertad y mediante voto secreto, a los que consideremos los mejores candidatos para ejercer la enorme responsabilidad de gobernarnos por los próximos cinco años. Ojalá el domingo no equivoquemos el camino.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Los Comunicadores: Daniel Castro

Los comunicadores: Neber Araujo

Los comunicadores: Lil Bettina Chouhy